domingo, 8 de junio de 2014

El Espíritu Santo está en nosotros

LECTURAS
Ezequiel 11: 17-20
Salmo 33: 12-15, 18-22
1ª Corintios 12: 4-13
Juan 20: 19-23
Hoy domingo celebramos el Día de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y el  inicio de las actividades de la Iglesia. Es una fiesta de celebración que nos recuerda que se han cumplido 50 días después de la Resurrección de Jesús. Este día es celebrado en diferentes denominaciones cristianas con vigilias y los sacerdotes se visten de rojo (rojo fuego) porque es el color asociado al Espíritu Santo. Por lo tanto, es un día muy especial para nosotros los cristianos, porque históricamente significa que la Iglesia nace con la Resurrección de Jesucristo y se confirma con la venida del Espíritu Santo.

Después de la Crucifixión de Jesucristo, los apóstoles se reúnen en secreto, a puerta cerrada (tal como se expresa en la lectura de Juan). El temor  por la muerte de Jesús estaba todavía muy presente y temían hasta por sus vidas.

En sus reuniones, los apóstoles recordaron que formaban parte del pueblo escogido por Dios (como se anuncia en Ezequiel y en el Salmo).  También que el Maestro les había encomendado dar a conocer la Palabra a todas las personas, sin distinciones.

Este deber que Jesús ha transmitido a sus discípulos se les hace en estos momentos muy difícil de comprender  ¿cómo van a dar a conocer sus enseñanzas al mundo cuando tenían tanto miedo y estaban tan sobrecogidos  por lo que acababa de acontecer?

En estos momentos, los discípulos no comprendían por qué habían sido convocados por Jesús y tampoco por qué habían sido preparados, con una convivencia tan cercana, durante tres años de la mano del Maestro. Muchas dudas surgen entonces.


Estas reuniones que realizan los discípulos significan que la Iglesia Cristiana primitiva se ha puesto en marcha. Sí, tal como señalara Gwen la semana pasada, yo también creo que fueron estos momentos, los que permitieron a los discípulos consolidar la idea de asociarse como portavoces de la Palabra para todo el mundo, naciendo con ello la Iglesia, tal y como la conocemos.

Nosotros podríamos preguntarnos ¿cómo fue posible que después de algo más de 20 siglos (casi 2.000 años) de las reuniones de ese grupo incipiente y temeroso, se llegara a la amplitud de la Iglesia Cristiana de nuestros días?  La respuesta es “gracias al Espíritu Santo”.

En el Día de Pentecostés celebramos la venida del Espíritu Santo que llenó de valor y libertad a los discípulos, favoreció la comprensión de las enseñanzas del Maestro y fortaleció esa comunidad que con el tiempo se convirtió en la Iglesia Universal.

El Espíritu Santo obra a través de los dones espirituales, ese poder dado de manera gratuita a cada creyente para el desarrollo de buenas intenciones. En la lectura de Pablo, comprobamos que nosotros no escogemos los dones, sino que es Dios quien nos regala ese don, que se hace realidad en nosotros  por mediación del Espíritu Santo, según su voluntad y beneplácito.  Lo que sí corre a nuestro cargo es hacer buen uso del don y saberlo gestionar.  Pero tenemos que diferenciar entre capacidad, inteligencia y “dones espirituales”. Aunque todos son regalos de Dios, los dones solamente son dados a los cristianos, a través del Espíritu Santo.

Surge entonces otra pregunta: ¿qué es un don espiritual? En la Carta de Pablo a los Corintios, vemos la presentación que el “apóstol de los gentiles” hace de  los dones del Espíritu Santo:

  • Palabra de sabiduría
  • Palabra de ciencia
  • Fe
  • Don de sanidad
  • El hacer milagros
  • Profecía
  • Discernimiento de espíritus
  • Diversos géneros de lengua
  • Interpretación de lenguas

El apóstol Pablo también nos recuerda que, aunque existen dones diversos, el Espíritu Santo es el mismo,  así como Dios es el mismo en todas las cosas. Con el Espíritu Santo logramos conocer y amar a Dios, llevar una vida guiada hacia la santidad y comunicar la Palabra a quienes nos rodean.

¿Cómo puedo saber cuál es mi don espiritual? La respuesta está en la oración. Vamos a profundizar en una relación más cercana con Dios, a identificarnos con las enseñanzas de Jesús, mediante la lectura de la Palabra.  Y así,  nuestra comunicación constante con Dios, llevará a que el Espíritu Santo nos revele nuestro don.

El Espíritu Santo está en nosotros.  Disfrutemos del día de hoy, conmemoremos el Día de Pentecostés, porque por ese grupo temeroso que se convirtió en un grupo valiente y con poder gracias al Espíritu Santo, pertenecemos hoy en día a la Iglesia Cristiana Universal.

Oración
“Ven Espíritu Creador: Por Ti todas las cosas son hechas nuevas, por Ti los hombres profetizan, por Ti los discípulos llegan a ser apóstoles. Ven Espíritu de verdad: Por Ti vemos la luz, por Ti comprendemos la Palabra, por Ti aprendemos a orar. Ven Espíritu de Santidad: Tú das testimonio en nosotros, tú intercedes por nosotros, tú nos asistes y nos curas. Ven Espíritu de fuerza y poder: Espíritu de llama y fuego, Espíritu de sabiduría y de esperanza. ¡Ven, Espíritu Santo, Espíritu de Dios!”. Amén.

Fragmento de “Reflexiones para un nuevo siglo” 
por Sebastián Rodríguez Gómez”  (citado Pablo García, página 184)


Elaborado por Lidia Gutiérrez