domingo, 13 de diciembre de 2015

Conversión, Preparación y Rectificación

3ER. DOMINGO DE ADVIENTO
LECTURAS:
Sofonías: 3:14-20
Salmo 85
Filipenses 4: 4-9
Lucas: 3:7-18

Para el Tercer Domingo de Adviento, quiero retomar el concepto de Adviento que fue presentado el domingo pasado como “tiempo de conversión, tiempo de preparar nuestros caminos y enderezar nuestras sendas”. Para sintetizarlo, utilizaremos las palabras: conversión, preparación y rectificación, y considero que en su significado podemos sustentar nuestra vida cristiana.

Conversión

En la lectura del Salmo 85, encontramos una promesa de paz para "su pueblo fiel y para quienes se convierten de corazón". Pero ¿cómo y cuándo puedo convertirme?

Por 1Corintios 13:12, sabemos que todo no es comprensible y entendible para nosotros en estos momentos, aunque tenemos la promesa de que esto cambiará. Desconocemos el plan de Dios para cada uno de nosotros. Recordemos la conversión de Pablo en su viaje a Damasco… Como fariseo presumía de sus conocimientos acerca de la ley judía; fiel expositor y defensor que perseguía a los cristianos y participaba de los ataques en contra de los cristianos. Me imagino que los fariseos veían a los cristianos como la secta que pretendía falsear la religión judía.

Pablo, perseguidor de los cristianos, se convierte en “enviado” (apóstol) como parte del plan de Dios. Pero, ¿qué es la conversión para el cristiano? Es aceptar que Dios dirija nuestras vidas, es tener la convicción de que Jesús es nuestro Salvador (pagó el precio de nuestros pecados). Es pedir a Dios que el Espíritu Santo acompañe e ilumine nuestra vida. Y después de dar este paso, todas las veces que lo necesitemos, tenemos la promesa de Filipenses 4:7, “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Preparación

En la lectura de Filipenses, se nos aconseja regocijarnos en el Señor siempre,  dirigiendo directamente a Dios nuestras peticiones sin intermediarios y con agradecimiento. Además, nuestra preparación debe inspirarse en todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo amable, todo lo puro… y en el Salmo tenemos la declaración de que “nuestra tierra dará sus frutos”; es decir, veremos la prosperidad en todo sentido.

En la lectura del Evangelio (Lucas 3: 7-18) las Buenas Nuevas de Juan el Bautista consisten en advertir que debemos prepararnos para llevar una vida santa. Y ¿cómo lo haremos? Juan el Bautista nos da tres pistas:

Para el ciudadano: ejercer la práctica caritativa.
Para los publicanos (empleados de la hacienda pública): hacer lo correcto y no exigir más de lo que está establecido.
Para los soldados (representantes de la autoridad para la defensa y el orden público): no deberán aprovecharse de su situación de fuerza para extorsionar, calumniar, o pedir compensaciones ilícitas.



La promesa anunciada por Juan el Bautista es que Jesús nos bautiza en Espíritu Santo y fuego (luz, guía y pureza).

Rectificación

La Profecía de Sofonías nos permite hacer un paralelismo entre la ciudad de Jerusalén y aquellos que llegan a ser cristianos. El profeta habla de una ciudad rebelde, contaminada y opresora "que no escuchó la voz de Dios ni se acercó a Él". Ocurre lo mismo con cualquier persona que, por su misma condición humana, se encuentra en una situación de rebeldía, manifiesta u oculta, contra Dios. A pesar de esa actitud de rechazo, Dios ofreció la redención al pueblo de Jerusalén y prometió convertirlo en un pueblo humilde y confiado en el nombre de Jehová. Así también acontece con la persona que se convierte en creyente.

Con el bautismo, nacemos de nuevo. Nuestra vida cristiana es rectificable día a día. El camino es el arrepentimiento y constricción (limitar lo incorrecto) a través de la comunicación directa con Dios. Cuando reconocemos nuestros pecados, errores, omisiones,… estamos rectificando nuestras vidas.

Adviento es un buen momento para reconocer que aquello que hacíamos o hacemos, y que sabemos es inaceptable para Dios, no lo hagamos más. Eso es lo que significa el arrepentimiento: evitar cometer los mismos pecados por convicción (reconociendo su santa inspiración).  La promesa es que Dios atenderá nuestras súplicas y nos ayudará a rectificar, a llevar una vida santa en nuestros pensamientos, deseos, palabras y actos.

El himno “Ven, oh ven pronto, Emmanuel”  nos aporta una actitud favorable para el Adviento: “Ven, resplandor de eternidad, despeja con tu claridad de mi mente las nieblas, las sombras y las tinieblas.”
Deseamos que Adviento 2015 sea el momento oportuno para avanzar decididamente en nuestro camino de santificación.


Oración

Padre Nuestro, tú que conoces nuestra forma de pensar, sentir y actuar, así como nuestro grado de entereza, ayúdanos a convertirnos en aquellas personas que Tú quieres que seamos.
Reconocemos que - en este Tiempo de Adviento - nos das la oportunidad para prepararnos y andar en santidad.
Te rogamos nos ayudes en las debilidades que hemos de corregir o superar, a fin de poder  rectificar nuestras vidas.
Con gratitud, te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesucristo, por medio de tu Espíritu Santo. Amén.


Elaborado por Lidia Gutiérrez Borobia